Ya hemos visto las tres posibles formas de colaborar. Pero descendamos a detalles:
Es fácil caer en el activismo: hacer, hacer, hacer… Queremos hacer ser fecundas nuestras acciones, responder a la vocación universal al amor, y por eso nuestros proyectos siempre pasan por dar lo mejor de uno mismo; es decir, DARSE. Lo dividimos en tres ámbitos:
– Cursos, siempre desde un punto de vista integral, “en 3D”. Y enfocada a: familia, escuela, empresa.
– Programa FIM (formación integral de la mujer)
– Programa de formación espiritual para familias: grupo de oración semanal, encuentro mensual, retiro anual.
– MEDJUJOVEN. peregrinación en bus a Medjugorje. Sólo por esto, ya tendría razón de ser TEPEYAC. Los frutos son tan salvajes que son incontestables.
– CAMPAMENTOS DE ORACIÓN para niños y jóvenes.
– FIESTAS BENÉFICAS. Con un trasfondo lleno de contenido. FESTIMED.
– AUDIOVISUAL: Webs (el perdón de Cristo, algunos blogs, vídeos cortos…)
– EDICIONES TEPEYAC.
¿Dónde tenemos, casi siempre, el corazón? Pues sí: en lo económico. Por eso es importante que nuestro ámbito de afecto, el compromiso, abarque también una pequeña renuncia monetaria, para afrontar los gastos básicos e impulsar los distintos proyectos que vayan saliendo. Las aportaciones que se hacen a la Fundación en concepto de donativo, tienen a día de hoy una desgravación fiscal del 25% en las personas físicas y un 35% en las jurídicas. Y parece que con la entrada en vigor la nueva ley de patrocinio y mecenazgo, puede subir hasta el 70%.
Es el dinamismo que nos hace ser persona. Si un proyecto es de Dios, o al menos, para Dios, Él y nadie más debe ser el centro. De modo que esta faceta es la única que nunca puede faltar en TEPEYAC. Y la forma de ayudar es muy concreta, una pequeña oración: el compromiso es UN AVEMARÍA diaria, para que se cumpla la voluntad de Dios en la Fundación. Si lo hacemos como pide la Virgen, no nos hacemos idea del poder que puede llegar a tener.
Colabora